El progenitor alienador suele
ser la madre de los niños que se instala en una campaña de desaprobación,
injurias y pretextos para desacreditar al padre que está indefenso, generaliza
el odio que se extiende a otros miembros de la familia del padre; se inventa
historias y hechos que nunca han sucedido, refiere situaciones inexistentes de
maltrato hacia los bebés y los niños lo reciben con miedo, no les entrega
regalos o no les permiten hablar por teléfono.
Por otro lado, les impiden
participar de los eventos deportivos o escolares del menor y amenazan a los
niños con no recibir algo si hacen caso al padre; denuncia al padre por
maltrato o por abuso sexual aunque nunca se haya producido; crea situaciones
falsas de extorsión o se autolesiona para que los niños la vean en inferioridad
de condiciones; se llevan a los niños a otros lugares sin comunicar dónde,
entre otras situaciones incluso más denigrantes como es el secuestro o la huída
a otro país.
A esto se le suma la mera
expoliación del matrimonio en todas sus facetas que cuenta con varios momentos
que van aumentando en intensidad de acuerdo con los meses o años desde el
divorcio. El uso de la vivienda conyugal, la extorsión con la pensión y otros
bienes son situaciones que pueden llegar a ser normales aparte de los descritos
anteriormente al que se ven avocados sus hijos cuando caen en mano de la
verdugo-madre. Si esta conducta la lleva a cabo de la mujer alega
alcoholismo, consumo de drogas o adicciones a las mujeres, lo que hace que sea
una persona resentida, deseosa de venganza frente a la traición del marido y no
duda en sacrificar a sus hijos para dañarle.
En todo caso, el objetivo de
estas conductas es excluir al otro progenitor de la vida de los hijos además de
los daños irreparables que en muchos casos se producen a los hijos, dan luego
situaciones muy controvertidas cuando estos son adultos y han de tener una
familia. El abuso emocional supone un caos tanto para los hijos como para el
padre alienado.
¿Qué siente el varón hoy?
En este contexto actualmente hay
hombres que experimentan un verdadero terror por las mujeres y están comenzando
a rehuir del matrimonio porque no solo es la tumba del amor sino la puerta de
la cárcel. El descenso del número de matrimonios es significativo porque no
solo ha prácticamente desaparecido la unión eclesiástica, sino que la civil
presenta un descenso de los mismos cuando el fin no es tener una familia y por
supuesto, no se quieren tener hijos. Los que han dado el paso se enfrentan a un
monstruo que les ataca y del que no siempre salen bien parados por el mero
hecho de ser hombres.
El acoso al varón en forma de
discriminación legal sufrida a lo largo de estos años, ha supuesto que muchos
hombres no vean otra salida que el suicidio para terminar con el proceso
doloroso de la pérdida de sus derechos como padre y como ser humano.
Vejaciones, insultos, apropiación indebida de los menores, cosificación de los
niños y sobre todo, una tensión acumulada durante años, manifiesta una
alteración en la vida de los varones que les lleva a padecer diferentes
patologías por su ansiedad o depresión continuadas en el tiempo.
El silente suicidio del hombre que no
ve salida se produce entre los 45 y los 50 años una vez que ya se considera
perdedor y cuando le es retirada la custodia de los menores, se le impide
verlos y no ven otra opción para terminar con ese desamparo.
¿Quién ha contribuido a
esta discriminación contra los varones?
El evidente impacto de la legislación
hace que la llamada discriminación positiva suponga que una ruptura ante la
ley, el hombre quede en inferioridad de condiciones no solo ante la mujer sino
ante la sociedad que le aparta y le excluye considerando siempre la culpa
como leit motiv de la ruptura.
La asociación europea de
Abogados de Familia subraya que la sociedad actualmente deja
desamparados a los hombres en los procesos de separación y divorcio. La suma de
la frustración, la falta de recursos, el abandono social, la pérdida de
autoestima, el dolor por no poder ver a los hijos, anidan una autodestrucción
que culmina con el divorcio cuando no se ve clara la situación convulsa y
difícil en la que se encuentra.
La desprotección también afecta a los
hijos que se ven privados de la referencia paterna y se ven sujetos a acarrear
con el lastre de tener un padre maltratador aunque este no lo sea y no haya
tenido posibilidad de defenderse. La asociación ha propuesto a los
poderes públicos la creación de un observatorio contra el suicidio y un plan de
prevención de estas situaciones con un instituto para el varón, al igual que
existe uno referido a la mujer, que tenga por objetivo el fomento de la
igualdad entre los sexos facilitando las condiciones para la igualdad efectiva
de los hombres en la vida familiar, con especial incidencia en los ámbitos de
mayor victimización de los varones dado que el 95% de los accidentes de trabajo
les afectan; el 75% de las víctimas de suicidio son varones y el 63% de los
fallecimientos por homicidio también son de varones.
La llamada puerta de cristal señala
una barrera invisible que impide a los hombres tras una separación o divorcio
dedicarse a la atención afectiva de sus hijos y ser lo que eran antes de haber
procurado este procedimiento. Esta es una cara de la moneda; la otra es la
banalización del sexo que siempre puede consumirse sin proyección alguna y se
deprecia al hombre porque acaba siendo un producto de consumo. Ante esta
situación de desigualdad, cosificación del varón y acoso sistemático por parte
de determinados núcleos sociales, el varón que se sobrepone a estas
circunstancias acaba teniendo un desprecio hacia la mujer importante, una
consideración negativa de todas las que se le acercan y por supuesto, la
imposible situación de rehacer su vida por completo. Los que no optan por esta
salida lo harán por quitarse la vida; una opción que nadie baraja pero que es
la opción elegida cuando no hay plan b y la salida no existe o no se ve clara.
Hombres marcados por la angustia, la
falta de apoyo familiar y social, la ansiedad, la depresión instalada a lo
largo de los años, presentan crisis de llanto e ideas suicidas que no siempre
conforman a la primera. Esto se suma al bajo rendimiento tanto laboral como
intelectual y a la pérdida del norte porque comienzan a juzgar a todas las
mujeres por igual o comienzan a consumir sexo, pornografía y a cosificar a
cualquier mujer que se les acerque como venganza ante su desesperación,
impotencia y frustración continuadas. El otro, el que no puede elegir, el que
se ve sujeto al paradigma del fracaso opta por acabar con su vida para que
termine el dolor al que se ha sometido desde que decidiera poner punto y final
a una relación que nunca, según añaden muchos, se tenía que haber producido.
Hombres abandonados que no tienen voz ni en los medios de comunicación ni en
los partidos políticos ya que todos están en el mismo saco y solamente se les
acusa de ser maltratadores.
El índice de suicidios ha
aumentado en España y aunque la causalidad es indefinida y no puede cerrarse a
un solo motivo, dado que cuando una persona decide suicidarse no tiene una
razón, sino varias, lo cierto es que en estas situaciones familiares que se
prolongan durante años, la causalidad sí varía si hablamos de hombres o de
mujeres. La tasa de suicidios de hombres por cada 100.000 habitantes ha
disminuido en los últimos años de 12,45 hasta 11,9 mientras que la de mujeres
ha aumentado ligeramente de 3,91 a 4,05. En todos estos casos, nunca se exponen
los porqués aunque la salida, tanto en hombre como un mujer cuando viven estas
situaciones ambos de desesperación llega a ser la de quitarse la vida.
Los hombres no atentan contra
las mujeres como las mujeres no son las que provocan los suicidios de los
hombres. Estas afirmaciones son especialmente dolorosas cuando se es víctima de
violencia machista o cuando la mujer ha sufrido vejaciones, humillaciones y ha
sido posteriormente asesinada. No hablo de los hombres violentos ni de los
cobardes que asesinan; expongo que hay otros a los que se les ha destrozado la
vida por la misma razón, porque entre hombres y mujeres, si hablamos de
igualdad, también se le puede aniquilar, llegado el caso. Estos hombres
invisibles que no tienen defensa y que no son noticia; solo de esos hablamos
hoy porque los asesinos no merecen una columna.
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