En la edición N⁰ 18 de(mayo 2018), ambos organismos de las Naciones
Unidas destacan que según sus proyecciones, entre 2015 y 2050 la proporción de
personas con 60 años y más en la fuerza de trabajo aumentaría del 7,5% a 15,0%.
A ello contribuiría, sobre todo, el envejecimiento de la población y, en menor
grado, un moderado aumento de la participación laboral de los adultos mayores.
A pesar de avances
recientes en la formalización del empleo y la expansión de los sistemas
contributivos de pensiones, según datos de ocho países de la región en promedio
todavía un 57,7% de las personas de entre 65 y 69 años, y un 51,8% de las
personas con 70 y más años de edad, no perciben una pensión de un sistema
contributivo, con tasas aún más elevadas para las mujeres. Esta situación
obliga a muchas personas mayores a trabajar: la tasa de ocupación para el
conjunto de las personas con 60 y más años alcanza un 35,4% en la región,
explica el estudio. Esta proporción es elevada aun en grupos etarios que
ya traspasaron la edad legal de jubilación: 39,3% en el grupo de 65 a 69
años y 20,4% en el de 70 y más años. Las tasas son más altas en los países con
baja cobertura de los sistemas contributivos de pensiones, explica el reporte.
CEPAL y OIT destacan que el
trabajo por cuenta propia es la principal fuente de ingresos entre las personas
mayores que siguen trabajando. Esto puede reflejar tanto la
discriminación que obstaculiza el acceso a un empleo asalariado para las
personas mayores, como el deseo de estas personas de trabajar de manera
independiente aprovechando las calificaciones adquiridas a lo largo de su vida
laboral para trabajar en condiciones que permiten una mayor flexibilidad del
trabajo. Además, el estudio muestra que una elevada proporción de los adultos
mayores ocupados se desempeña en la agricultura donde la cobertura de los
sistemas de pensiones suele ser baja.
El estudio también detecta
que un 7,2% de las personas con 60 años y más están trabajando a pesar de que
reciben una pensión de un sistema contributivo, lo que puede deberse al bajo
monto percibido o a la preferencia de seguir siendo activa, sobre todo entre
personas de mayor nivel educativo.
“Es necesario ampliar la
cobertura de los sistemas de pensiones y complementarlos con pensiones no
contributivas, a fin de reducir la presión a la que se ven sometidas las
personas mayores, que las obliga a seguir trabajando, generalmente en empleos
de baja productividad, a fin de poder contar con medios mínimos de subsistencia
a una edad en que las sociedades deberían garantizarles las condiciones para
disfrutar de una vejez digna”, indican Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de
la CEPAL, y José Manuel Salazar, Director Regional de la OIT en el prólogo de
la publicación.
Agregan que frente al
acelerado proceso de envejecimiento que enfrentan muchos países
latinoamericanos, es una obligación analizar las condiciones y el
financiamiento de sistemas de pensiones que sean inclusivos y sostenibles.
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