Bourdieu desarrolló su
investigación con base en el “estructuralismo” y el “constructivismo”. Defendía
este autor estructuralista que existen en la sociedad “estructuras objetivas independientes de la conciencia y
de la voluntad de los agentes y capaces de orientar o de restringir sus
prácticas y sus representaciones” (Bourdieu, 1987)
. Como defendía que “existe una génesis social de los esquemas de
percepción, de pensamiento y de acción” (Bourdieu, 1987), definiendo su idea de
constructivismo social. Estas dos premisas nos sirven para entender qué es el
“habitus” para Bourdieu, al orientar la regularidad de las conductas. Y al
tener el “habitus” una manifestación práctica pues se interioriza de modo implícito, pre-reflexivo y
pre-teórico. Quiere
decir que no pasa por la conciencia ni el discurso.
Apliquemos estas ideas sobre
los niños y niñas, y encontrémosnos en un lugar común: la educación.
Si los niños y niñas tienen una
disposición moral (ethos), ¿no se rige igual que en las personas adultas por
una lógica? Lógica que conforma una estructura cognitiva basada, a su vez, en
un sistema de esquemas (eidos). Siendo este “esquema” -siguiendo a Bourdieu-
interiorizado de manera implícita, pre-reflexiva y antepuesta a lo teórico. Sin
pasar por la conciencia.
Entonces, se obtienen varios
corolarios:
1.- Los niños y niñas son seres
morales pues son seres sociales al estar expuestos a los mismos sistemas de
génesis social de los “esquemas” de percepción, pensamiento y acción,
independientemente de su educación.
2..- Los niños y las niñas
disponen de estos “esquemas” de manera implícita y pre-reflexiva por lo que no
son un resultado de un proceso de aprendizaje educativo sino razón de ser
agentes sociales.
3.- Los niños y niñas no son de
manera variable o “demonios” o “ángeles” a modelar por el sistema educativo,
comparten las mismas acciones y representaciones que las personas adultas.
Tras lo expuesto, puede parecer
inevitable, que el efecto del ejercicio de la violencia sobre cualquier ser
humano sea que manifieste violencia, también en los niños y niñas, tal y como
demuestra el estudio. No obstante, nadie en su sano juicio y delante de un
auditorio y de manera notoria y pública defenderá el uso de la violencia
(aunque haya algunos y algunas que lo justifiquen por sus intereses: el expolio
de la riqueza del mundo y por tanto de todas y todos, el ejercicio de poder
sobre otros y otras, la manipulación de la voluntad humana, etc -lean las
noticias sobre Siria, la nueva embajada de EEUU, o la política norteamericana
con Irán-). Todas estas razones y sinrazones nos afectan a todas y todos para
la construcción de aquellos “esquemas” y “habitus” de Bourdieu, también a las
niñas y niños.
Entonces, ¿por qué razón
pensamos que todas las cuestiones relacionadas con la infancia pasan por su
“buena educación” y su “desarrollo cognitivo” como solución?
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