Noura
Hussein Hammad, sudanesa que ahora tiene 19 años, está acusada de matar, en
legítima defensa, a un marido que la había violado y pretendía volver a
hacerlo. Para Seif
Magando, director adjunto de AI, la joven «es una víctima, y la
pena de muerte de su condena es de una crueldad intolerable. La pena de muerte
es el castigo más cruel, inhumano y degradante. Aplicarla a una víctima solo
sirve para subrayar el fracaso de las autoridades sudanesas, que deben anular
la condena, manifiestamente injusta, y garantizar a Noura un nuevo juicio que
tenga en cuenta las circunstancias atenuantes».
La
joven fue obligada por su padre a casarse a los 16 años con Abdulrahman Hammad.
Las leyes sudanesas autorizan los matrimonios a partir de los 10 años. En abril
de 2017, Noura tuvo que irse a vivir a casa de su marido, una vez terminados
los estudios secundarios. Cuando la joven se negó a mantener relaciones
sexuales, el marido llamó a dos hermanos y un primo que le ayudaron a violarla,
ha explicado el representante de AI: “El 2 de mayo de 2017, los tres hombres
sujetaron a Noura mientras Abddulrahman la violaba. Al día siguiente intentó
repetirlo en la cocina, pero ella consiguió librarse y coger un cuchillo. En la
pelea, el marido falleció a consecuencia de las heridas producidas por varias
cuchilladas”.
La chica volvió su casa, y fue su padre quien la entregó a
la policía. En julio, el tribunal de Omdourman la declaró culpable de
“homicidio voluntario” y la condenó a muerte, aplicando una ley antigua que no
reconoce la violación conyugal. Desde entonces se encuentra en una cárcel de
mujeres, en espera de que se cumpla la condena.
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