Por editor -Juan De Dios Ramírez-Heredia. Que nadie se
alarme antes de tiempo. Sobre todo, quienes defienden el “Viernes Negro” como
la gran apoteosis de la venta de todo lo que existe. “El negoci és el
negoci”como reza el libro de Josep Roure i Torrent. Ante el altar del
dinero todo el mundo se arrodilla. Así que hay que estigmatizar con todo tipo
de argumentos las versiones que pudieran dificultar que el Viernes Negro sea
el gran día del negocio.
Antes de redactar estas líneas me he leído un montón de
páginas que tratan sobre el Black Friday y todas han sido divulgadas
por medios que, de una forma u otra, tienen una relación de cierta dependencia
con operaciones de publicidad o de compra venta de toda índole. Es explicable.
No obstante, debo confesar que no he sido capaz de encontrar ningún argumento
suficientemente sólido para establecer con seguridad histórica cuál es el
origen de esta jornada que justifique su nombre.
El Black Friday evoca el día que en los Estados
Unidos se vendían los esclavos negros con grandes descuentos
Dicen algunos narradores que fueron dos personas, J.R.
Smith, famoso jugador de la NBA, y Toni Braxton, conocido cantante, las que
difundieron el hecho de que un día al año los vendedores de esclavos negros
hacían importantes rebajas para favorecer que los compradores se animaran a
hacerse con alguno. Evidentemente no fueron ellos los que inventaron la
noticia. Ellos simplemente dieron alas a un hecho que corría de boca en boca
desde hacía mucho tiempo. Pero fue en 2010 cuando se difundió la noticia en
Internet y en 2014 se hizo viral apareciendo en decenas de millones de
terminales informáticos. Me gustaría que usted, amable lector, no saque
conclusiones definitivas sobre el origen del Black Friday hasta que
llegue al final de este comentario.
En EE. UU. se impone el desenfreno consumista
El Black Friday tiene fecha fija. Se celebra el
viernes siguiente al jueves último del mes de noviembre en que en los EE. UU se
conmemora su “Día de Acción de Gracias”. Ese viernes es el día del desenfreno
comercial. El Viernes Negro es ya conocido en todo el mundo como la “Festividad
del Consumo”. La gente enloquece y sale a la calle a comprar por menor precio
lo que el día anterior costaba mucho más.
La Guerra de Secesión que enfrentó durante cuatro largos
años al Norte y al Sur de los Estados Unidos (1861-1865) dejó al país
empobrecido. Los gastos de aquella guerra fratricida fueron inmensos y los
norteamericanos idearon convertir el viernes siguiente al Día de Acción de
Gracias en una jornada donde la gente se movilizara y el comercio se recuperara
de las pérdidas que había sufrido durante los años de la contienda. Y dio
resultado, especialmente cuando apareció Internet, de tal forma que desde 2005
este día se ha convertido en la jornada de mayor movimiento comercial de todo
el año. Sin ser un día festivo, en Estados Unidos, alrededor de 141 millones de
compradores gastaron aproximadamente 57.400 millones de dólares en el año 2013
y las ventas online alcanzaron la suma de 1.200 millones
Pero, ¿se le denominó Black Friday porque ese día se vendían
y compraban esclavos negros a menor precio?
Fue en el año 1869 cuando por primera vez se utilizó esta
expresión y más adelante veremos por qué. Ahora me interesa resaltar que hasta
el año 2016 todo el mundo daba por sentado que ese día de descuentos tomó el
nombre de Black Friday porque en ese día, además de muchos otros
productos, se vendían esclavos negros a menor precio del que normalmente se pagaba
por ellos. Y no pasaba nada, ni nadie se escandalizaba. La ciudadanía aceptaba
esa denominación que beneficiaba la vida económica de los americanos que,
además, no tenían empacho en recordar que gracias al sacrificio que para muchos
de ellos supuso la lucha entre el Norte antiesclavista y el Sur dueño de miles
de esclavos, se ganó la guerra que dejó en el campo de batalla a más de 600 000
personas para que los negros residentes en el país ganaron la libertad.
Gracias al cine, las generaciones modernas, para quienes
estos hechos quedan muy lejanos, hemos tenido un conocimiento espeluznante de
la salvajada que supuso la esclavitud. En mi juventud fue la serie televisiva
“Raíces” la que nos abrió los ojos a través del mítico protagonista de la
historia llamado Kunta Kinte. La historia cuenta que nació en Gambia en
1750 y que fue capturado por cuatro traficantes de hombres en 1767 cuando
buscaba madera. Junto a otros 140 hombres cazados como si fueran animales en la
selva africana, fue embarcado como esclavo y atravesó el Atlántico hasta llegar
al estado de Maryland en los Estados Unidos. Fue vendido varias veces siendo su
último propietario William Waller que lo compró cuando tenía un pie
cortado como consecuencia de sus reiterados intentos de fuga. Murió con sesenta
años en 1810. Desgraciadamente para él no conoció la Guerra de Secesión que
puso final al esclavismo en 1865.
No obstante, debemos reconocer que, aunque legalmente
quedara abolida la esclavitud en la fecha señalada aún debían pasar muchos años
hasta que ese mandato legal fuera una realidad fácilmente identificable. Eduardo
Galván Rodríguez ha certificado en su libro “La abolición de la esclavitud
en España” que en América “En los años 1870, 71 y 72 han salido numerosos
publicaciones y anuncios en casi todos los periódicos de venta de esclavos
africanos.” Lo cierto es que el comercio de esclavos negros capturados en
Africa se mantuvo durante todo el siglo XIX y parte del XX.
Hay un testimonio de especial importancia ofrecido por Carlos
de Foucault, el famoso fraile trapense que nació en Estrasburgo en 1858 y que
tras llevar una vida alborotada murió asesinado en 1916. He leído que en 1902
escribió indignado una carta al abad de un monasterio francés que compró un
esclavo a un negrero para luego liberarlo. “Esto que hacéis no está permitido,
ay de ustedes, hipócritas, que escribís en todos los lugares: ‘Libertad,
igualdad, fraternidad’ y ‘Derechos del Hombre’ y que luego marcáis con un
hierro a los esclavos que condenáis a galeras … y luego permitís que se roben
los niños a sus padres para venderlos públicamente. Castigáis el robo de
un pollo y permitís el robo de un hombre».
Hay quien dice que es un bulo hacer referencia a la venta de
esclavos en el Black Friday
No comparto esa afirmación de la misma forma que tampoco doy
título de veracidad absoluta a algunas razones cogidas con alfileres que
ofrecen quienes sostienen esa tesis. Son muy variadas las razones que ahora se
aportan para quitarle a la campaña el sesgo del recuerdo racista que el enunciado
evidentemente encierra. Convertir un día de negocio masivo en vísperas de
Navidad, cuando los norteamericanos ―y ahora también los europeos―se gastan
millones de dólares en toda clase de productos, en un día manchado por el
recuerdo de la venta de esclavos, no facilita el que los ciudadanos se gasten
con alegría su dinero. Las grandes empresas de distribución se alarmaron en el
año 2016 por lo que las multinacionales se vieron obligadas a lanzar una contra
campaña para destruir y convencer al mundo de que vincular la venta de esclavos
a menor precio el Black Friday (Viernes Negro) es un simple bulo de
internet. Es más, incluso Google y Wikipedia cambiaron los algoritmos de
las búsquedas en la red y el significado de Black Friday «Viernes
Negro» en esta última, quedó como una simple fiesta.
Y España ¿qué?
El 30 de noviembre de 2017 se hizo una consulta a la Central
Intelligence Agency publicada en su “The World Factbook”. Allí se dice que los
españoles fueron los primeros europeos en utilizar esclavos africanos en el
Nuevo Mundo. Con ellos poblaron islas como Cuba, Puerto Rico y La Española
donde los primeros esclavos llegaron en 1501.
Mi conclusión es que las grandes compañías no deben
preocuparse pensando que centenares de esclavos negros fueron puestos a la
venta, a menor precio, en el Black Friday. Porque el afán consumista de la
sociedad en que nos ha tocado vivir lo supera todo. El poder inmenso de
Internet ha vencido una vez más. Y si no que se lo pregunten a RENFE que ha
batido el récord de venta de billetes online con sus ofertas del Black
Friday. O a Amazon que ha reventado los precios en una de sus líneas
comerciales durante el Black Friday. O a los españolitos de a pie, porque
uno de cada cuatro ha gastado más de 200 euros en el Black Friday.
Dejen en paz el recuerdo de aquellas familias que recibieron
un trato infamante e inhumano. Al fin y al cabo, el recuerdo del Viernes Negro
les hace justicia. Y si no, yo les recuerdo otra fecha que para muchos
ciudadanos fue un auténtico Black Friday: Fidel Castro murió el 25
de noviembre de 2016 coincidiendo con el día de las compras masivas. Y a nadie
se le ocurrió decir que eso era otro bulo de internet.
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