Los chalecos amarillos sostienen que la oligarquía francesa tiene
dinero para restaurar Notre Dame, pero no muestra la misma disposición para
temas como impuestos fiscales y pobreza.
Frente
a la afluencia de donaciones para la reconstrucción de la catedral de Notre Dame,
devastada por un incendio el 15 de abril, se han alzado voces que denuncian una generosidad selectiva,
en un país que desde hace meses es sacudido por la crisis de los chalecos amarillos.
"Si
son capaces de dar decenas de millones para reconstruir Notre Dame,
que dejen de decirnos que no hay dinero para satisfacer la emergencia social",
denunció Philippe Martinez, secretario general de la Confederación General del
Trabajo, uno de los principales sindicatos franceses.
Grandes
firmas francesas se han solidarizado para financiar la renovación de Notre Dame,
cuyo techo y aguja se derrumbaron. Hasta ahora se han reunido más de 800 millones de euros en
donaciones.
Entre
las donaciones anunciadas por grandes fortunas francesas, destacó la de la
familia de Bernard Arnault, propietario del grupo de productos de lujo LVMH, que
prometió 200 millones de euros. Así también, la familia Bettencourt, heredera deL'Oréal,
anunció una donación de 200 millones de euros, cien a través de la compañía y
cien a través de su fundación. Por su parte la familia de François Pinault,
propietario del grupo Kering, que comercializa marcas como Gucci o Yves Saint Laurent, anunció
100 millones de euros a través de su compañía de inversiones Artemis.
Ingrid
Levavasseur, una de las figuras de los chalecos amarillos,
el colectivo que protesta contra la política fiscal y
social del Gobierno
de Emmanuel Macron desde hace cinco meses, denunció
"la inercia de los grandes grupos frente a lamiseria social,
al tiempo que demostraron su capacidad de movilizar en una sola noche una
suma increíble para Notre Dame".
Los chalecos amarillos se
manifiestan desde hace meses, inicialmente en contra de una subida del precio
de la gasolina, pero ahora tienen más demandas. El día que se declaró el incendio en Notre Dame,
Macron tenía previsto hacer una serie de anuncios para
responder a esta crisis. Pero este discurso fue aplazado indefinidamente.
"Que la oligarquía contribuya
para Notre
Dame está bien. Pero sería mejor que sean ejemplares a nivel fiscal",
estimó en Twitter, Benjamin Cauchy, otro miembro de este movimiento social de
protesta.
Una ley de 2003 prevé que las
empresas que invierten en cultura pueden deducir de sus impuestos el 60 por
ciento de sus gastos a favor del mecenazgo. Por su parte, el primer ministro,
Edouard Philippe, anunció este miércoles que los particulares podrán deducir de
sus impuestos el
75 por ciento de sus donaciones a favor de la reconstrucción de la catedral
parisina.
Frente a esta situación,
François-Henri Pinault, dueño del grupo de inversiones Kering y esposo de la
actriz mexicana Salma Hayek, anunció que renunciará a esta deducción fiscal.
Varias voces señalan también que la generosidad porNotre Dame llega
en un momento en que hay una caída de donaciones a favor de las asociaciones
que luchan contra la pobreza.
Tras el incendio que devastó
una parte significativa de la famosa catedral, Macronaseguró
que la reconstruiría en cinco años. Enseguida, diversas organizaciones privadas
y personas naturales se sumaron para por la causa. Entre ellas, compañías como
Apple han prometido abultadas donaciones para la restauración.
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