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domingo, 18 de noviembre de 2018

Por qué un periodista de salud debe tener una agenda propia

                    El sistema productivo de los medios de comunicación precisa que la mayoría de las informaciones que se elaboran estén previstas con anticipación. Es la única manera de adecuar los recursos humanos y tecnológicos a las necesidades productivas del medio. Esa planificación, que es una rutina productiva  a la par que un elemento decisorio para elegir una información –previsibilidad, estar en la agenda-, choca con la idea un tanto mítica, por romántica, del periodista tras la novedad de última hora.

Como todas las rutinas de producción, es común a los medios convencionales de todo el mundo. Ahora bien, esa previsibilidad es ahora menor, no en el número de noticias que se rigen por esta ley, sino en el tiempo que se ha de prever para que esas noticias puedan planificarse por los medios, y esto se debe a los avances tecnológicos. Pero claro, esas facilidades tecnológicas ni pueden eludir la necesaria planificación de los recursos humanos ni el mayor tiempo que se ha de dedicar a elaborar ciertas informaciones, por su dificultad discursiva o porque se enmarcan en géneros periodísticos más complejos.
El día de…
El periodismo sobre salud, como es lógico, no escapa de la previsibilidad, con las ventajas y los inconvenientes que esta comporta. Si les parece, detengámonos unos instantes en algunas de esas ventajas y dediquemos un poco más de espacio a los posibles inconvenientes, de los que se suele hablar menos. Para lo cual enmarcaremos esa previsión en una práctica usual de esta especialidad periodística: el día de…, del asma, del paciente, del cáncer, de los enfermeros, etc, del sida (1 de diciembre).
El día de… es un recordatorio, cuya finalidad no es otra que la de recordar o dar a conocer a la sociedad algún tipo de mal o dolencia, pongamos por caso. Y esa finalidad tiene en los medios un instrumento primordial.
El día de… permite, por un lado, que el medio de comunicación se convierta en cierta medida en agente de salud y, por otro, que ese mismo medio planifique las informaciones, reservando un espacio y dando tempo para elaborar piezas periodísticas más complejas, que en el caso del periodismo sobre salud tienen, a mi parecer, dos vertientes: la profundización científica y la humanización de las informaciones, o sea, darle voz a los protagonistas y a sus allegados.
Claro está que el día de… también es aprovechado por administraciones, sociedades científicas, grupos de investigación, asociaciones de pacientes o revistas científicas para que, pongamos por caso, nos ofrezcan datos epidemiológicos, se reivindiquen políticas públicas de salud o de cuenta de un último tratamiento o de una investigación biomédica prometedora.
De esta manera, los medios de comunicación podrán desarrollar piezas informativas (hacerse eco de) junto a otras más interpretativas (profundizar en). Las segundas, planificadas con bastante anterioridad por el propio medio, las primeras, respondiendo a la actualidad –relativa, como hemos visto- informativa.
Infoxicación
Pero aquí empiezan a surgir ciertas disfunciones, porque generalmente el medio va a tener que seleccionar entre las informaciones que provienen de fuentes externas, y estas que lo saben van a desarrollar estrategias para que su información sea escogida y no otra; en definitiva, se da una disputa por ganar la atención del medio. A la vez, el medio que sabe de ello, puede decidir que para qué dedicar tiempo a elaborar piezas más complejas (ahorro también económico), pero muy necesarias, si el espacio reservado ya se lo van a cubrir las notas o ruedas de prensa de entidades u organizaciones.
Pero cabe recordar cuál es el objetivo último de esas informaciones: dar cuenta al destinatario, informarle, explicarle. ¿Por qué decimos esto?, porque no debemos olvidarnos jamás de esa pieza fundamental, el destinatario, y que este recibe informaciones de numerosos medios de comunicación, que, a su vez, compiten entre ellos para ganar su atención, todos ellos hablando del día de… Y así, ese loable recordatorio puede convertirse en ruido, dado que se puede llegar a cierta infoxicación (ahora aún mayor merced a la viralidad que propician las redes).
Para desarrollar esta idea, si se me permite, les pondré algunos ejemplos que se desprenden sobre mis estudios sobre el tratamiento que hacen los medios del VIH/sida.
El Día Mundial del VIH
Tras seis años de investigación vimos que en España, en torno al día 1, aumentaba ostensiblemente las informaciones relacionadas con el VIH/sida. Cojamos como ejemplo 2010: un 20,14% del total de informaciones de un año de concentraban en la semana del 1 de diciembre, pero es que la semana anterior y la posterior a esa semana también concentraban más información que el resto de las semanas del año.
Este mismo fenómeno lo pudimos comprobar en República Dominicana (entre el 26/11/2012  y el 02/12/2012 55 informaciones sobre un total de 181) o en México (97 sobre 768, en 2012). Hablamos, por tanto, y como escribíamos al inicio, de una ley universal 

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