Las joyas tecnológicas estadunidenses
del GAFAT (Google, Apple, Facebook, Amazon y Twitter) de Silicon
Valley —en particular, Amazon, a quien Trump le declaró la guerra quizá
debido a que su dueño, el polémico Jeff Bezos, controla The Washington Post,
feroz crítico del presidente— sufren brutales desplomes en sus cotizaciones,
mientras China lanza su temerario esquema del petroyuán doblemente resguardado
con oro y, a mi juicio, con las armas nucleares rusas.
Los teóricos supremacistas de EEUU suelen pregonar la 'trampa
de Tucídides', que hace inevitable la guerra entre EEUU y China. El defecto del
esquema de Tucídides, del siglo 5 a.C., es que sus actores bélicos carecían de
aniquilantes armas nucleares y hoy omite la presencia ineludible de Rusia como
actor primordial en su alianza estratégica con China frente a EEUU, lo cual
rebasa la unidimensionalidad del Peloponeso.
Más allá de la vulgar guerra
comercial de EEUU contra China y del grotesco exorcismo de Rusia por la
propaganda negra de la 'anglósfera', a mi juicio, China acaba de propinar un
tremendo golpe, en la misma semana que recibía en visita oficial al mandatario
de Corea del Norte, Kim Jong-un —quizá para afinar estrategias de cara a
la próxima visita de Trump a Pyongyang—, contra la supremacía del petrodólar que ejercía EEUU doblemente con el control de la cotización del petróleo
y el apuntalamiento a su divisa.
Quien gana las guerras mundiales suele imponer su sistema financiero.
Quizá sea la primera vez en la
historia moderna que una divisa, el yuan, se fortalezca sin todavía una guerra
propiamente dicha, mientras se despliegan otro tipo de guerras: geofinanciera,
propagandística, comercial y cibernética.
Los análisis unidimensionales y/o
ultrarreduccionistas pasan por alto consideraciones trascendentales como el
paraguas nuclear ruso que Moscú le brinda a China: cobertura necesaria para
experimentar su petroyuán, que es un elemento susceptible de operar como un
punto de inflexión histórico en las geofinanzas.
El inicio del dominio británico y su
libra esterlina se gestó hace 203 años en Waterloo, mientras que su aliado,
EEUU, impuso el dólar desde la Segunda Guerra Mundial y, con mayor
preponderancia, durante su hegemonía unipolar de corta duración: desde 1991
hasta el 2000, con la parusía de Rusia con el zar Vlady Putin, y el ingreso de
China —un año más tarde— a la OMC.
Hace 5 años anticipé la 'Desamericanización del mundo: del petrodólar al petroyuán'.
Se trata de un desafiante triple
golpe a la otrora unipolaridad de EEUU:
1.
China, hoy primer importador global
de petróleo, intenta arrebatar su dominio a la dupla anglosajona de EEUU y Gran
Bretaña que controla las variedades de crudo WIT y Brent —sobre lo que
abundé hace 12 años en mi libro 'Los 5 precios del petróleo'—.
2.
Internacionaliza el yuan como
competidor del dólar cuando la libra esterlina es irrelevante.
3.
China opera el esquema de coberturas
con el oro, que es anatema para los bancos centrales de EEUU y Gran Bretaña y
que beneficia tanto a China (su primer productor global) como a Rusia (tercer
productor).
A propósito, hace también 5 años
advertí de que 'China
fustiga el bono hegemónico de EEUU de 9,36% del PIB global'.
Sería conveniente examinar el punto
de vista chino, menos conocido, en la pluma de Li Hong, editor de Global Times,
quien exhibe su júbilo por el primer día del lanzamiento del petroyuán, que
alcanzó casi US$ 3.000 millones —el portal zerohedge asevera que fueron
US$ 4.000 millones—: "Un desempeño mejor de lo esperado por el
mercado" que "contribuirá a la reciente fortaleza del yuan en los
mercados de las divisas globales" y que "desafía" el sistema del
petrodólar.
En forma modesta y precavida, Li aduce que "en la fase presente,
nadie conoce a carta cabal el impacto que el nuevo punto de referencia tendrá
en la hegemonía del dólar desde la década de los setenta", pero admite que
el "amplio comercio y cotización del crudo en petroyuanes probablemente
sacuda la confianza de la gente en el dólar de EEUU y teóricamente apuntale el
valor del yuan en los mercados globales".
El editor de Global Times no oculta
que "un objetivo claro de los reguladores de China es buscar caminos para
la internacionalización de su divisa con el fin de estimular su propia
prominencia (sic.) económica y reducir su larga dependencia del dólar", a
lo que habría que agregar la iniciativa china de la Ruta de la Seda.
Li no canta victoria de forma prematura y comenta que "el
dólar no cederá (sic.) su dominio presente en los mercados del petróleo en un
tiempo cercano", por lo que China deberá adoptar las medidas pertinentes
para fortalecer el yuan de forma gradual.
El espectacular lanzamiento del petroyuán
cubierto por el oro en la plaza de Shanghái y, más que nada, bajo la protección
del paraguas nuclear ruso, ha sido escamoteado en las plazas de Londres y Wall
Street, con algunas excepciones puntuales de Reuters y Bloomberg y, a un nivel
más elevado, por la revista Foreign Policy.
Kate Duguid, de la agencia británica
Reuters, cita a un
jerarca del banco suizo UBS, quien aduce que el lanzamiento de futuros de
petróleo por parte de China "puede amenazar la primacía del dólar
estadunidense", según él, el "único cambio mayor en los capitales del
mercado, quizá el de todos los tiempos".
Se trata de la primera apertura de China derivada de materias primas a
los inversionistas foráneos.
Keith Johnson, de la revista Foreign
Policy —curiosamente fundada por el tóxico 'mexicanófobo' Samuel
Huntington y anteriormente publicación hermana de The Washington Post y
Newsweek—, arguye que después de cuatro años de falsos arranques, "la puja de
China sacude el mercado global del petróleo", cuyos nuevos contratos a
futuros "marcan un cambio tectónico (sic.) en los esfuerzos de Beijing
para globalizar su divisa".
Suena anómalo y aberrante que la
región asiática —con el mayor crecimiento económico global y con el mayor
importador de petróleo, China, que compra 8 millones de barriles al día—
carezca de un punto de referencia para la cotización del petróleo, algo de lo
que han abusado las plazas financieras de Londres y Washington cuando el
petróleo del mar del Norte, que apuntala la variedad Brent, se encuentra en
franco declive mientras que la producción petrolera de EEUU se centra
básicamente en la extracción de la controvertida fracturación hidráulica o
'fracking'.
Las geofinanzas del petróleo han regresado por la puerta principal de
las tratativas globales cuando la empresa estatal saudita Aramco contempla
lanzar su Oferta Pública Inicial (IPO, por sus siglas en inglés), que ha sido
retrasada debido al pleito de las plazas de Londres y Wall Street para su
cotización, calculada en US$ 2 billones y a la que China también ha ofrecido
comprar el 5%.
La marcha hacia la internalización
inevitable del yuan será larga, al estilo maoísta, en un momento en el que
muchos bancos centrales empiezan a tener yuanes en su portafolio de reservas, como es el caso del Banco
Central Europeo, quien acaba de adquirir 500 millones de euros que cambió por
yuanes. Los chinos tienden a ser gradualistas: no corren prisa y asestan sus
golpes estratégicos en los óptimos momentos
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