Mas allá de las diferencias que se puedan tener con Rafael Correa, más
allá de los odios que le tengan, la realidad nos muestra que es un actor
político con un caudal de adhesión popular por lo menos del 36 por ciento,
punto más puntos menos (sin analizar el caso particular de Manabí), según los
datos preliminares de las preguntas en las cuales el patrocinó el No.
Si el Gobierno del Presidente Lenin Moreno, más Guillermo Lasso, Abdalá
Bucaram, Mauricio Rodas, Jaime Nebot, Lucio Gutiérrez, Alvaro Noboa, Jimmy
Jaira, más prefectos, alcaldes asambleístas, los pequeños partidos denominados
de izquierda o centroizquierda (Partido Socialista, Pachakutik, Unidad Popular,
Partido Comunista, Izquierda Democrática, etc.), más los pequeños partidos de
centroderecha (Centro Democrática, Democracia Si, etc.), más múltiples
organizaciones sociales, entre todos lograron el 64 por ciento en las preguntas
claves, quiere decir que hay una falta de representatividad popular evidente en
esos sectores por separado.
Por lo tanto, la consulta popular no fortalece al Gobierno ecuatoriano,
lo debilita más, y lo peor es que de ahora en adelante será un Gobierno débil,
que ya gastó su carta política fundamental que era la consulta. A eso habrá que
sumar los reclamos de los distintos sectores, que exigirán les cumpla los
prometido. Promesas muchas veces difíciles de cumplir a todos por lo
contradictorias.
Otro elemento que se desprende de un análisis primario de los
resultados, es que ninguno de esos sectores por separado tiene la representatividad
popular de Correa. Con la prohibición de que sea candidato, guste o no Rafael
Correa, se está eliminando de la contienda electoral al actor político con
mayor arraigo popular.
El tema de la elección indefinida, es un tema que no ha sido muy bien
tratado
No es verdad que en Uruguay y en Brasil está prohibida la reelección
indefinida. En Uruguay y Brasil hay reelección indefinida pero hay que saltar
un período, para poder reelegirse. Por ejemplo, en Uruguay si un presidente se
elige con 40 años, termina su periodo (5 años), espera uno y puede volver a
reelegirse, cumple su periodo, espera un periodo y vuelve a reelegirse. Así
toda la vida hasta que se muera. Y en Brasil pueden estar dos periodos (8
años), esperar uno y luego dos periodos más y así hasta morir. Eso también es
reelección indefinida.
Ante esta prohibición de volver a ser candidato a Presidente de la
República, habrá que ver cuál es el futuro político de Rafael Correa. Sin
embargo, se supone, que un actor político con ese caudal electoral, con muchos
años por delante, no podría dejar a un lado su participación política desde
distintos ámbitos, incluso pensando en otras candidaturas, como Alcaldía de
Guayaquil, Asamblea Nacional o Vicepresidencia de la República.
Veamos que depara la realidad política ecuatoriana en el mediano y largo
plazo, pero sigue siendo un futuro de incertidumbre política.
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