Esto, y no podía ser de otra manera
en las actuales circunstancias, ha generado una “gran confusión”. Poco se ha
reparado en el dicho popular “a río revuelto, ganancia de pescadores”. A fin de
cuentas, estamos en la ciudad y el campo está más lejos que Europa.
En el medio de las confusiones, los
politiqueros –abandonan sus vacaciones – e intercambian amistosos mensajes,
entre un vaivén disparatado de humoradas propias del carnaval.
La prensa, en primera línea alistada
para el sensacionalismo, se ha puesto laboriosa también en estos días, luego de
dedicar largos periodos al clima, a Venezuela y en general, a todos esos
enemigos que se fabrica cuando olfatea algo popular o a los amigos que por
antipopulares, agasaja. Para algunos bien informados el asunto se resume en una
jugada de la derecha y la oligarquía contra el gobierno progresista, al cual,
colocan en la estantería de la izquierda. La advertencia es que este “complejo
panorama” va a tono con la asunción de gobiernos neoliberales en la región, y
esto, óigase bien, “se pone feo”, ya que “lo que le viene quedando a la izquierda en el
Continente, es Uruguay”. No queda Venezuela ni Bolivia, ni Cuba. Uruguay nomás.
Así comienzan ya a insinuarse, los enfoques para los futuros debates.
El gobierno dice verdades a medias,
mientras nos persuade de que si bien su gestión no fue perfecta, la cosa podría
ponerse “Guatepeor”. Advertencia que se siembra en una costumbre que acompaña a
las y los uruguayos hace décadas, y que traducida al criollo significa: votar
al mal menor. Por su parte, los históricos partidos tradicionales (Partido
Blanco y Partido Colorado) intentan sacar tajada política a las actuales protestas
que promueven, y lógicamente vuelven a dedicarse al proselitismo, ahora que la
gestión actual les deja algunos de sus platos fuertes. No es que los grandes
hacendados protagonicen la protesta sino que los pequeños productores
participen de ella, lo que ayuda a sembrar mayor confusión. Pero ¿qué razón nos
impide distinguir entre pequeños y grandes productores? ¿la idea de que
distinguirlos nos llevaría a apoyar a la secta de orangutanes de la ARU y
compañía?
Que los pequeños y medianos
productores participen de ese movimiento, habla de cuanto se perdió en la
organización sindical de esos sectores, a los cuales, Raúl Sendic aportó y
organizó de manera singular en este país. Quizás ese sea uno de los tantos
aspectos para considerar. Por otra parte, frente a nuestras narices tenemos la
desorganización ideológica en la que todos y todas comulgamos. La derrota y
desmoralización citadina debían darse cita con los sectores populares del campo
para dar batacazo a cuanto latifundista y oligarca existe en nuestras tierras.
Recordemos que una de las tareas de
los movimientos políticos de derecha, reaccionarios y oligárquicos es trabajar
sobre nuestras debilidades, profundizarlas, aumentar la confusión; sobre eso
construyen y disputan su propia fuerza. En fin: divide y reinarás.
De manera que discernir, y ubicar a
cada fuerza social de la contienda en razón de los intereses que tiene y que
defiende, es una urgencia. No podemos jugar al desentendimiento, o a la
cobardía fácil del descompromiso. El sistema capitalista se ajusta económica y
políticamente.
Jorge Zabalza
En
una entrevista realizada por el blog El Muerto, Zabalza
opinó sobre la controversial movilización de los grandes, medianos y pequeños
productores uruguayos este 23 de enero en el Departamento de Durazno. “Los une
la disconformidad”, advirtió Zabalza. “Esta movilización de los productores”,
afirmó, “tiene objetivos políticos, hay disconformidad, por eso se concentra en
el Departamento de Durazno”.
“Los blancos y los colorados”,
puntualizó, “siempre alentaron este tipo de protestas, no es una novedad”. Pero
ahora, “los precios internacionales de los productos bajaron”.
Además denunció que “el Frente Amplio
no tuvo nunca políticas hacia los pequeños productores”. “No hay lugar para
ellos en el capitalismo”, porque el modelo actual, basado en la
concentración y los monopolios, “se basa en el agronegocio”, y en efecto,
“prioriza a empresas multinacionales como Monsanto o a la UPM”.
Este gobierno “jamás distinguió a los
pequeños de los grandes productores, ni sostuvo políticas de acuerdo a cada
sector”. Y diferenciar significa “que las grandes estancias paguen más, y
que los que tienen menos paguen menos”. Al respecto de lo cual recordó que ya
van 5 mil tambos cerrados, durante la gestión actual.
“El agronegocio intoxica y
fumiga a los trabajadores”
Las políticas económicas se
dirigieron a beneficiar y desarrollar la producción de los grandes propietarios
en base al agronegocio, por eso, “aquí lo que vale es Monsanto, es la
UPM”, afirmó Zabalza.
Explicó que en 1968, “eran 200.000
los trabajadores en el campo, ahora son 80.000”. ¿Qué significa esto? “Que
fueron desplazados y se llevaron la peor parte”. El agronegocio, cuando no
intoxica a los trabajadores, “los fumiga”.
Además, Zabalza denunció que la
política de este gobierno es “anti-reforma agraria” desde el momento que “se
casó con la grandes empresas transnacionales”. Recordó que las leyes laborales
no se aplican en el campo, y que los trabajadores siguen siendo golpeados por
los capataces a rebencazos, incluso “trabajan en negro, y ¿el gobierno? Nada,
ampara esa ilegitimidad total”.
Por otra parte advirtió que en la
ciudad no pasa algo tan diferente: “aquí también están disconformes, hay 1
millón y medio de trabajadores y jubilados (es decir, la mitad de la población
de nuestro país) que gana menos de 16 mil pesos”. “Pero”, agregó, “como
supuestamente la línea de pobreza está en 13 mil pesos, esos trabajadores no
son pobres: una grosera mentira”. Sobre la participación de los sectores
populares en la movilización afirmó que “Los más explotados se encuentran en
ese movimiento porque no existe una fuerza política actual que distinga
claramente al pequeño y mediano productor de aquel que sí es gran productor. No
hay nadie que los traduzca, por esos los más explotados están hoy en ese
movimiento”.
“Eso fue precisamente lo que se había
logrado en los años 60”. “Pero hoy”, remarcó “está todo confuso. Aunque claro
que aquí hay responsabilidades, no se puede mirar para el costado, a esta
confusión no llegamos solos”.
“Cuando el gobierno se casó con el
gran capital creó la confusión actual, porque ahora parece que es igual el gran
hacendado y el pequeño productor”. Concluyó que “esto va a afectar mucho a las
fuerzas políticas y es posible que perjudique al gobierno”.
Algo más que una anécdota
Relató
Zabalza que cuando estaban presos en los años 70, Raúl Sendic impulsó la
creación de la Comisión de la Revolución Rural. De
ésta formaron parte peludos, profesores de la facultad, estudiantes y
productores, que llegaron a la conclusión de que la reforma agraria no era el
reparto de la tierra sino el mantenimiento de grandes complejos agropecuarios,
en lo que se combinase la producción agrícola, ganadera, lechera y granjera.
Esos complejos debían administrarse cooperativamente, y esos serían además, los
lugares de trabajo de sus integrantes. Pero todo esto, recalcó Zabalza, será
posible bajo una condición: “expropiar a los grandes latifundistas y cambiar el
modo de producción agropecuario”.
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